Es una de esas noches en las que la luna ha decidido no pasar a saludar y las estrellas parecen menos brillantes así que yo, en consecuencia, me siento mucho más pequeña. Me entran unas ganas inmensas de volver a mi pozo, a pesar de que te prometí que nunca volvería a bajar allí, porque no se me está dando bien gestionar todo esto que siento y mirando al cielo me doy cuenta de que las noches sin luna se parecen un poco a mí.
Además, he leído mucha poesía últimamente y cada vez estoy más segura de que hay mucha gente que se siente borrosa (como yo) y escribimos para vernos. O sea, que me siento como cuando sales de la ducha y el espejo está empañado así que sólo puedes apreciar tu silueta y el color de tu piel. Escribirte es como cuando le doy calor al espejo con el secador para volver a verme bien (aunque casi nunca me gusta lo que veo).
En fin, que sólo quiero decirte que sé que fue culpa mía pero ya me estoy perdonando. Empecé a destruirlo todo y no te quedó más remedio que huir, porque yo no sé querer y te mereces que sepan quererte. He decidido que voy a cumplir las promesas que te hice, ahora que ya no estás para ver que las cumplo. No voy a volver al pozo, voy a buscarme una luna y voy a seguir escribiendo porque tú sí me supiste querer bien y te mereces que te escriba.
Me ha encantado, Laura.
Suerte