“Hola, ¿te gustaría salir una noche a cenar conmigo?”
“Conmigo no te va a faltar de nada, ya verás”.
“Verás qué felices vamos a ser. Te voy a tratar como a una reina”.
“Reina, ¿no tienes otra ropa para ponerte? Esa falda es bastante corta…”
“¡Corta ya con el teléfono y prepárame la cena!”.
“¡La cena está fría! ¡No tienes ni puta idea de nada!”.
“¡Nada, no vales nada! ¿Dónde crees que vas a ir? ¡Sin mí no eres nadie!”
“Nadie va a creerte. Anda, si te crees tan lista, llama a la policía…”
“… ¿Policía…? Creo que he matado a mi mujer…”